domingo, 4 de abril de 2010

Gusanos zombi en el Plioceno almeriense


En el último número de Palaios, Fernando Muñiz, Jordi M. de Gibert y Raúl Esperante han publicado lo que se considera el primer registro fósil de gusanos perforantes en cadáveres de ballenas.

Desde hace algún tiempo los cadáveres de ballenas en el fondo marino han sido reconocidos por su impacto sobre los ecosistemas bentónicos, especialmente en medios marinos profundos. La gran cantidad de materia orgánica proporcionada por el cuerpo del cetáceo permite que muchos organismos se aprovechen de esta fuente de alimento e incluso algunos se hayan adaptado a ella. Uno de los organismos más interesantes es el poliqueto siblogínido Osedax (también conocido como el gusano zombi), cuyas hembras (los machos son minúsculos) perforan los huesos de los cetáceos y gracias a la actividad de sus simbiontes bacterianos pueden alimentarse de las sustancias nutritivas contenidas en el esqueleto. Desde su descubrimiento en 2004, se han identificado varias especies de Osedax con el mismo hábito de vida, no sólo en medios marinos profundos sino también en zonas de plataforma. Los estudios genéticos han situado el origen de este género en el Eoceno superior. Sin embargo, nunca antes se habían identificado perforaciones en fósiles de cetáceos que pudieran asignarse a la actividad de este gusano.

En el artículo en Palaios se describen perforaciones en un esqueleto de cetáceo hallado en depósitos del Plioceno en Almería. Estas son designadas como una nueva icnoespecies, Trypanites ionasi, producida por la actividad de gusanos. No es posible asegurar que el organismo que las produjo fuera una especie de Osedax, pero probablemente sí se trató de un animal de hábitos similares. El examen detallado de más fósiles de ballena, así como de otros grandes vertebrados marinos, debería revelar más datos sobre la historia de los perforantes en este tipo de situaciones tan especiales.

La referencia del artículo es:

Muñiz F., Gibert, J.M. de, Esperante, R. 2010. First trace-fossil evidence of bone-eating worms in whale carcasses. Palaios 25, 269-273. (Puedes acceder al texto completo a través de Geoscience World, BioOne, o SEPM)

2 comentarios:

Zain Belaústegui dijo...

Cuando he entrado en el blog y he visto el título de la entrada... he dudado de dónde estaba jajajaja Muy bueno.

ome dijo...

Superinteresante!!! enhorabuena por el articulo